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Tras 15 horas non stop, prueba conseguida! |
SÁBADO
14 DE JUNIO DE 2014. DE
ZARAGOZA AL ANETO: en bicicleta y esquí de montaña.
230
km de bici, 4.600 m de desnivel acumulado, 15 horas hasta la cima.
“Hoy,
antes del alba, subí a las montañas, miré los cielos llenos de
luminarias y le dije a mi espíritu: ”Cuando conozcamos todos estos
mundos y el placer y la sabiduría que contienen, ¿estaremos
tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas
alturas sólo para seguir adelante” Walt
Whitman (1819-1892, poeta estadounidense).
Salgo
a las 4h30 AM hacia el Aneto. Es la tercera vez que me embarco en un
proyecto parecido. Se cierra la trilogía. Un día, en 2010 se me
ocurrió ir al Garmo Negro desde mi casa, en Zaragoza, con mi
bicicleta y mis esquís de travesía. Luego en 2011 subí el Monte
Perdido de la misma manera, pero cambiando los esquís por las
zapatillas. Ya tenía ganas de volver a soñar con un gran viaje, con
alcanzar una meta que cuando sales, e incluso, tras horas pedaleando,
parece muy lejana, casi inalcanzable.
En
el valle del Ebro, la luna llena me acompaña, y el viento, parece
favorable. Paso por el coso oscense poco antes de las 7h. El cierzo
empieza a pararse, mal asunto. Ya camino de Barbastro cada vez sopla
menos y hace más calor. Teresa viene acompañándome desde Zaragoza
con la furgoneta de apoyo, llevando la comida y otra bici que me ha
dejado mi hermano, por si falla la mía. Vamos quedando en sitios
estratégicos y regularmente voy comiendo. Pierdo la cuenta de todo
lo que he tragado: 8 arroces con leche, 6 plátanos, barritas, geles,
mantecados de almendra de la panadería de Jaulín,…agua y más
agua.
Hace
calor. La concentración que hay que llevar en los túneles del
congosto de Olvena y la sombra me ayudan a despertar del sopor, que
me empieza a invadir. Pienso que me está costando mucho más que
hace un mes, cuando subí pedaleando a Benasque desde Zaragoza, para
preparar el asalto al Aneto. Entonces, el cierzo me ayudó más. Sigo
el Ésera, que ya no abandonaré hasta su nacimiento. Hace bastante
calor y humedad. Al entrar en el Congosto del Ventamillo me animo, la
sombra me da alas. Al salir del mismo, con 200 km en las piernas,
comienza la parte más dura de todo el viaje. Un viento fortísimo,
debido al estancamiento de norte, me pone contra las cuerdas. Me
quedan 30 km y más de 1.000 metros de desnivel para llegar a la
Besurta. El fuerte viento de cara hace que me cueste avanzar incluso
por llano y que tenga que sujetar el manillar con fuerza. Los
túneles, embocan el flujo de aire y atravesarlos me supone un gran
gasto de energía. Al salir de uno de ellos, cerca del barranco de
Literola, echo pie a tierra. Ya no puedo más, miro el cielo lleno de
nubes y pienso en abandonar. Me rehago, me digo que apenas me quedan
6 kilómetros de bici y vuelvo a pedalear. A las 14h45, tras 9h15 de
sillín y alguna parada, llego a la Besurta. De momento ya llevo
3.000 metros de desnivel y 230 km. Tengo la sensación de que ya he
hecho lo más difícil, me empiezo a ver en la cima del Aneto.
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Saliendo de la Renclusa, sobre las 16h hacia el Aneto. |
Allí
me esperan Carlos Budría y Julio Benedé para acompañarme. Tras una
pausa para comer, salimos a las 15h30 de la Besurta, hacia el Aneto.
Primero en zapatillas hasta el refugio de la Renclusa, donde nos
ponemos las botas. Unos 10 minutos andando por encima de la Renclusa
empezamos a foquear, en medio de la niebla. Me trazan una huella
perfecta, por el Portillón Inferior, que me facilita mucho la subida
y charrando llegamos a las 19h30 a la cima.
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Empezando a foquear |
A
la bajada, justo cuando estábamos en el paso de Mahoma, disfrutamos
de otro regalo de la naturaleza, el Espectro
de Brocken. (El
"espectro" aparece cuando el sol brilla desde detrás del
montañero, que está mirando hacia abajo desde una cresta o un pico
hacia la niebla. La luz proyecta la sombra del escalador hacia
delante a través de la niebla. La cabeza de la figura es a menudo
rodeada por brillantes anillos de luz coloreada, como el arcoiris,
parecidos a las aureolas de una gloria. Aparecen directamente frente
al sol cuando la luz solar se refleja por una nube de gotitas de
agua).
Sobre
las 21h, llegábamos de vuelta a la Besurta, tras 17h dando vueltas y
disfrutando.
Quiero
agradecer especialmente el apoyo de Budri, de Julio y de Teresa. Sin
su colaboración y ánimos, esta locura no hubiese llegado a puerto.
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Al día siguiente, descanso. (Bicicleta hecha a mano por uno de Benasque que me la prestó para la foto. No os perdais la exposición que va a montar en agosto con sus artefactos a pedales!) |