Nadie delante. Una nube caprichosa impide a los rayos del sol iluminar la cima del Aneto. (Autor David Casinos) |
¿Os acordáis de esas máquina de pinball
con las que todos hemos jugado alguna vez? Pues ayer domingo, salió lo que
nosotros denominamos la “Bola extra”. Para muchos, fue mucho más que una bola
extra, fue una partida entera gratis, algo inolvidable.La denominada “Bola extra” era otra
oportunidad que ofrecimos los monitores
a los alumnos que habían hecho los cursos de enero y de marzo de esquí de
montaña para seguir disfrutando.
El sábado subimos sin prisas al refugio
de la Renclusa a dormir. Como llegamos pronto, los que quisieron fuimos a dar
una vuelta al collado de Paderna. Tras una cena abundante y de calidad,
ofrecida por el equipo de Antonio (muy majo Javier, el guarda que nos sirvió la
cena) nos fuimos a descansar. Desde aquí agradecer el trato recibido en este
refugio de la FAM. Seguid así!
El domingo, al asomar la cabeza por la
ventana, sonreímos, al ver cómo la noche nos había dejado 10 cm de nieve nueva.
Sin madrugar (salimos de la Renclusa a las 8h40) nos fuimos hacia el Aneto.
Nevaba y estaba cubierto. Nos pusimos el traje de Pescanova y, bajo los copos
de nieve que caían, empezamos a foquear, sin tener muy claro si el cielo se
abriría o no.
Fuimos abriendo huella en una nieve polvo
profunda, hacia el portillón inferior. Al cruzarlo, apenas se veía más de 40
metros, pero algo decía que el azul del cielo no andaba lejos. Y así fue! Al
poco de entrar en el glaciar, las nubes se fueron y apareció ante nosotros un
universo impoluto, virgen, sin huella alguna, de un blanco respladeciente.
Otros, que habían salido antes, habían dado la vuelta. Ayer, éramos los únicos
que subíamos al Aneto. Personalmente no me lo podía creer.
Los cursillistas se portaron como jabatos
y jabatas (que había 2 jabatas). Pudieron experimentar la hipoxia, aunque sin
llegar a decir muchas tonterías.
El paso de Mahoma estaba delicado. Nadie había pasado antes y bajo la nieve
había una delgada capa de hielo pegada a las rocas. Hubo que hacer un trabajo
de limpieza de nieve con los guantes. Eso sí, llegar a la cima del Aneto,
abriendo huella desde abajo, sin una sola pisada, es algo especial. Parecía un
cucurucho doble de nata.
La bajada impresionante. Bajamos hacia
Barrancs. Al comenzar costaba darse cuenta del regalo que teníamos delante y
todo por no habernos dejado convencer (testarudos que somos) por la mala meteo
matutina y seguir intentándolo. Todo el glaciar delante nuestro, sin una sola
huella esperando ser surcado por nuestras tablas. Hasta la cota 2.600m,
disfrutamos de una nieve polvo, caída unas horas antes, de mucha calidad y
cantidad (por la rodilla). Sobraba sitio para que cada uno encadenase giros y
giros, dejando su firma particular, en una primera pala de más de 400 metros de
bajada seguida.
De 2.600m para abajo, empezó a
convertirse en costra, cada vez menos manejable, pero bien. Al llegar a
Barrancs, hacia el Forau, pudimos cruzar el río sin problemas (que no es poco)
y seguir por el valle natural hasta la Besurta y de allí a los coches. Habíamos
bajado montados en los esquís, sin tocar piedras, desde el Aneto hasta el
aparcamiento del Hospital de Benasque.
A repetir!!!
Avanzando por el glaciar (Autor David Casinos) |
Últimos esfuerzos, pasado ya el collado de Coronas (Autor David Casinos) |
La doble cruz del Aneto (Autor: David Casinos) |