Tras el protocolo de ARVA, salimos por el camino de Brazato hacia el puente del Forátulas. Hay que tener mucho cuidado con los agujeros, algunos muy profundos y cercanos a la huella, especialmente en la pala de los bloques. La nieve se parece al hormigón y, si te atrapa, no te suelta. La escalera de aluminio está bajo tres metros de nieve. Pasamos por un puente de nieve natural un poco más arriba. Tras la combe y el paso horizontal llegamos a la "salle à manger" (roca enorme que marca el inicio del valle del Forátula). Los del primer grupo están tan bien cobijados del viento tras la roca que hasta llegar a su lado, parecía no haber nadie. Vivimos un momento de incertidumbre, el viento azota con fuerza y nos dispara molestos copos más parecidos al granizo o a la sal gorda que a copos de nieve ¿abandonamos? Respuesta incorrecta! Tras el frontinazo seguimos hacia arriba y sobre las 16h30h llegamos al collado del Forátula con escasa visibilidad. A pesar de que estamos muy cerca de la cima, es tarde y la visibilidad escasa, por lo que decidimos bajar. Tras una tregua de 5 minutos que nos regala una esquiada por el lomo con los colores del atardecer, nos situamos en la cabecera del tubo norte. Algunos cursillistas lo ven y dicen: por ahi??? Tras el tubo (que algunos pensaban que era lo peor) viene lo mejor: el Bosque de Belio, que nos espera con una nieve podrida, varias estrecheces y unos cuantos agujeros. Practicaremos el Esqui al pino! Los reyes de la talocha (no los ganan ni los del andamio). Unos campeones! Llegamos a Casa Belio a las 19h. Este curso no vale que te lo cuenten: hay que Belio para creelio!
Tras la cena en Casa de Piedra (felicitaciones a los guardas por su amabilidad y eficiencia) videos sobre avalanchas y esqui de montaña. Y a la cama disparados que hay que descansar.
El domingo amanece nevando. Salimos sobre las 9h30 hacia Ordicuso. Nos ponemos los esquis, tras pasar el paraludes descalzos. Nieva despacito, no molesta. La nieve primavera podrida de ayer se empieza a cubrir de oro blanco. Ya no hay nadie, ni una sóla huella por delante. Como parece que mejora, cambiamos planes y Julio abre la huella hacia Bachimaña. Vamos hacia Loma Arnales, pero por debajo, por el límite del bosque. Un camino precioso que va a empalmar casi a la cabecera del tubo "de Julio" que baja directo al Bozuelo. Sigue nevando. Abrimos la pala final, esa de 30º y almorzamos en el pequeño collado desde donde ya, se ve el Refugio de Bachimaña al fondo. Nos tomamos un café con leche calentito y para abajo, hacia el Bozuelo. Hay un más de un palmo de nieve polvo sobre una base dura. Disfrutamos de lo lindo, tanto que alguna cursillista parte un esqui, seguramente, debido a la emoción, lo que no le impide seguir bajando hasta el Balneario.
En el Bozuelo nos explican el protocolo de rescate, con un herido de pega. Aprendemos lo importante que es aislarlo del frio y otras cosas. Para completar la circular, ponemos focas y nos vamos del Bozuelo por el puente que va hacia el camino de las Lumiachas, para ir a ganar el alud de Labaza y de alli, sobre su lecho bajar directos hasta la central hidroeléctrica. Tenemos la sensación de haber recorrido el Balneario de cabo a rabo. Frente a nosotros, vemos los tubos y el bosque que bajamos ayer y no acabamos de creer que lo hicimos.
Un verdadero placer haber compartido con vosotros este curso. Estais hechos unos tigres del Balneario!
¿Quién dijo mal tiempo?
Disfrutamos de un paisaje espectacular.
Esquí al pino.
Una delicia de foqueo.
Maica y Luisfer.
Preparando el paso para cruzar el puente.
(Fotos cortesía de Maica)